Es un tumor que se desarrolla en el esófago, que es un órgano muscular hueco del tracto digestivo con forma “tubular” que une la faringe (fondo de la boca) con el estómago, y que sirve para el paso de los alimentos. El esófago atraviesa el cuello y el tórax hasta llegar al abdomen, donde se une al estómago. El cáncer se desarrolla cuando células normales de recubrimiento interno del esófago cambian a células tumorales y comienza a crecer de forma descontrolada, inicialmente en el propio esófago, para después invadir en profundidad o a distancia otros órganos adyacentes.
Existen dos tipos principales de cáncer de esófago según el tipo de célula tumoral: el cáncer epidermoide (EP) y el adenocarcinoma (AC).
¿CUÁLES SON LOS FACTORES DE RIESGO?
- Bebidas y alimentos consumidos a altas temperaturas (EP)
- Enfermedades crónicas del esófago debido al daño por cáusticos (sustancias irritantes o corrosivas) o trastornos de la motilidad del esófago, tipo Achalasia (EP)
- Haber padecido previamente un cáncer de laringe o faringe (EP)
- Infección crónica por el virus del papiloma humano (EP)
- Alimentos con alto contenido en nitrosaminas (carne conservada, pescado ahumado…) (AC y EP)
- Bajo consumo de frutas y verduras (AC y EP)
- Antecedentes familiares (AC y EP)
- Sexo masculino (AC y EP)
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
En las fases iniciales del desarrollo de un cáncer de esófago lo más habitual es que no existan síntomas, o que si existen no tengan relación alguna con el tumor, y estén relacionados con alguno de los factores de riesgo, como el “ardor” del reflujo gastro-esofágico.
En estas fases iniciales, el diagnóstico suele darse de forma casual al realizarse una gastroscopia por otro motivo. La realización preventiva de gastroscopia en pacientes con factores de riesgo puede facilitar el diagnóstico en fase precoz, cuya principal consecuencia es la posibilidad de un tratamiento endoscópico que no implique la extracción del órgano y un excelente pronóstico.
En fases más avanzadas, el cáncer de esófago se puede manifestar por:
- Dificultad para tragar alimentos o líquidos, con sensación de “impactación” y necesidad de vomitar
- Pérdida de peso
- Pérdida de apetito
- Sensación de dolor o “ardor” de forma mantenida en la zona central y baja del tórax
- Anemia persistente
- Vómitos con restos de sangre
- Ronquera y tos persistente
DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE ESÓFAGO
La prueba principal para su diagnóstico es la gastroscopia, un procedimiento endoscópico que consiste en la introducción a través de la boca de un dispositivo flexible con cámara y fuente de luz que permite visualizar el interior del esófago y tomar biopsias que establezcan el diagnóstico de forma definitiva.
Otras pruebas complementarias para el estudio son:
Esofagograma baritado
Estudio con rayos X ingiriendo un líquido espeso de bario que permite ver la estructura del esófago y su interior en imágenes de radiología.
Resonancia Magnética
Puede usarse de forma similar al TAC para valorar órganos vitales, particularmente si hay dudas razonables respecto a la presencia de metástasis en el hígado.
Ecoendoscopia
Prueba endoscópica que consiste en realizar una ecografía de toda la pared del esófago desde el interior usando un endoscopio especial adaptado que lleva en su punta un mini-ecógrafo. Permite analizar con detalle la profundidad de invasión del cáncer y la afectación de ganglios adyacentes.
TAC
- Estudio radiológico que permite analizar las estructuras adyacentes al esófago y otros órganos vitales como pulmones, hígado, cerebro, etc. con el fin de poder establecer el grado de expansión y extensión del cáncer.
- Tomografía de Emisión de Positrones (PET)
- Estudio metabólico del cuerpo entero que permite analizar la extensión del cáncer localmente y a distancia, y que completa al estudio TAC.
OPCIONES DE TRATAMIENTO
Endoscopia
En los casos más precoces e iniciales puede ser posible su curación mediante extirpación endoscópica con técnicas como la Resección Mucosa Endoscópica (RME) o la Disección Submucosa Endoscópica (DSE), no siendo preciso tratamiento quirúrgico y logrando en la mayoría de los casos una recuperación completa del paciente a su vida normal.
Cirugía
En muchos casos en los que el cáncer haya superado la fase más precoz será necesario el tratamiento quirúrgico mediante la extirpación de una sección del esófago, en ocasiones asociada a la parte del estómago más cercana, en lo que se denomina esofaguectomía. Este tipo de intervención es realizada por un especialista en Cirugía General y Digestiva y requiere habitualmente un ingreso prolongado.
Quimioterapia
Consiste en la administración de medicamentos quimioterápicos por vía intravenosa. La decisión de administrar quimioterapia se basa en el grado de extensión local o general del cáncer, antes y/o después del tratamiento quirúrgico, o en ocasiones de forma exclusiva cuando el cáncer no es operable. La quimioterapia es indicada y administrada por un especialista en Oncología Médica.
Radioterapia
Consiste en la aplicación de radiación externa mediante aparatos especiales sobre un área específica del cuerpo. Tiene un efecto preferente sobre las células tumorales del cáncer y aquellas extendidas a los ganglios vecinos del tumor que puedan estar afectados. Requiere habitualmente una planificación y administración prolongada en el tiempo. La radioterapia con o sin quimioterapia complementaria es indicada y administrada por un especialista en Oncología Radioterápica.
¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR?
Personas con obesidad
En el caso de personas con obesidad, la reducción de peso mediante diferentes medidas como el ejercicio, cambios en la dieta y/o acciones complementarias indicadas por médicos y nutricionistas, contribuyen no solo a reducir el riesgo de cáncer, sino a mejorar la situación general de salud y el riesgo de múltiples enfermedades.
Personas con enfermedad por reflujo gastro-esofágico
En personas con enfermedad por reflujo gastro-esofágico es esencial un adecuado control del mismo bajo control médico. En aquellas personas mayores de 50 años que tengan una historia de largo tiempo de síntomas se recomienda que sean valoradas para realizarse una evaluación mediante gastroscopia, con el fin de descartar esofagitis crónica tipo Esófago de Barrett.
Personas diagnosticadas de Esófago de Barrett
En individuos ya diagnosticados de Esófago de Barrett, desde nuestro centro de Medicina digestiva en Madrid recomendamos un control estricto periódico mediante gastroscopia, con el fin de poder detectar de forma precoz cambios asociados al cáncer de esófago que permitan su tratamiento curativo. Aunque el control endoscópico no es una medida preventiva per se del desarrollo de cáncer, el diagnóstico precoz mediante el mismo si mejora radicalmente el pronóstico y permite la curación completa de forma muy poco agresiva.